-Caminando en una dirección vimos, a "los iguales", un grupo de personas haciendo, mirando, escuchando y vistiendo todos lo mismo.
También vimos en dirección opuesta a otros. Completamente diferentes a los primeros. Corriendo, huyendo, contrariando todo lo que "los iguales" hacían, todo lo que "los iguales" eran. Los llamamos "los distintos". Sin embargo ellos también eran todos iguales...
...Y por allí moviéndose en círculos, RAROS.
Que se apartan y se mezclan a la vez.
Que siguen las masas un rato, luego se pierden.
Que van a contracorriente y luego retoman el curso.
Pero buscan pasarla bien indiferentes a lo socialmente correcto.
Porque mientras todos persiguen o huyen de lo que dice la tele.
Estos"RAROS"persiguen sus sueños-

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Polvo instantáneo de cosas

Todo lo que trasciende a tu piel, es compulsivamente extraño. Cada célula que se encuentre bajo tu dominio, va a sacudir mi suelo como mil terremotos. Cada una de tus palabras coloniza mis neuronas, haciendo de tus ideas mis leyes.

Qué lindo, y a la vez que macabro, ser vulnerable a tu lado. Morirme cien veces pero resucitar un millón. Mejor dicho, que me mates cien veces pero me traigas hacia la vida un millón.

Una colección de banditas indies, con música austera y letras cascadas, musicalizan los silencios que nos invaden; y que a la vez nos llenan, nos completan.

Cualquiera es imprudentemente rebelde cuando tiene un lugar donde ir a matar sus demonios, sus secretos. Porque me haces sentir intrépida, aun cuando conoces todos mis talones de Aquiles. Pero no estoy asustada, porque tus pausas para respirar me van susurrando contraseñas, para cruzar a través de tu lado más oscuro.

Tan efímero como el aire, sos lo primero que pudo correr al ritmo de mi sangre itinerante. Y esa cierta magia que huye de tus poros, que me hace sentir tan viciosamente nueva, hace sonar todo como una canción de cuna.

No sabes cuánto estuve esperando, que vengas a colisionar mi mente y mi alma. No sabes cuan puro se vuelve el cielo, si lo miro a través de tus ojos. O capaz sí sabes, porque te moves como si tuvieras la respuesta para todos los misterios del mundo. Si estoy en lo cierto, por favor no me digas cuánto va durar esto. Todo gira sobre su eje, todo vuelve al principio… al menos una vez, todo vuelve a donde pertenece, y tal vez muy tarde o muy temprano volveremos el uno al otro...
                                    
                                      Continuará

Valió vivir ese tipo de felicidad.

Ese 17 de diciembre cuando nos pusimos de acuerdo en encontrarnos por primera vez en la plaza 25, yo solía vivir en un edificio en frente de ahí y vos a unas tres cuadras y media aproximadamente, lo recuerdas? Fue el comienzo de ese 18 de diciembre a las 00.00hs cuando te ví sentado en el mástil y yo desde mi balcón atemorizada por no gustarte o parecerte linda, ese Martes 18 de Diciembre cuando me jalaste del pelo, cuando me tocaste por primera vez, y no entendías como yo podía sentarme “indiesito” fue cuando todo empezó, y estos siete meses que estuvimos cada mañana, tarde o noche que estaba con vos me repetía y me confirmaba "Soy feliz con lo poco que tengo, lo mucho. Ya ni sé, pero no importa. Soy feliz porque tú estás aquí y también yo, y nosotros, y lo nuestro, y aquello. Soy feliz porque todo en lo que había perdido fe a vuelto a resurgir, ¿quién dijo que todo muere?, ¿se dispersa?, ¿se envenena? Hoy puedo decir que todo se cura, con parches o sin ellos, a pedazos o completo, y eso soy yo. Soy feliz. Espero tú también lo seas". Hoy, un 18 de Septiembre tengo que dejar escrito que aunque no todo haya resultado comoqueríamos, aunque ya no seas vos, ni exista un nosotros, fue felicidad, no estaba del todo equivocada, solo que descubrí que todavía no me había dado cuenta que existe la felicidad momentánea, y que eso fuimos. Fuimos una felicidad momentánea e imprevista que valió la pena vivir.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Prefiero decir la palabra antigua


¿Cuántos viernes o sábados, o fines de semana completos me pudo arruinar la lluvia? Creo que desde los dos o tres años la lluvia un día no laborable pudo destruir todas mis esperanzas de ser feliz ese día. Ya con casi dieciséis no debería hacerlo, pero soy del tipo de persona que se queda en casa viciando con la computadora y llorando en soledad (porque sí nomás) los fines de semana lluviosos. El tipo de persona que considera un fin de semana sin grandes encuentros sociales un fracaso. Soy bastante boluda creo. O era...

Hasta que lo conocí, hasta cuando pude ver que no estar sola no significa estar rodeada de gente. Cuando ví que la lluvia puede ser divertida -más allá del peculiar afecto que le tengo a la taciturna amiga, convengamos que no es muy feliz- que puede ser alegre. Ví que se puede ser feliz adentro, alejada de la lluvia, resguardada por las paredes, el techo y sus brazos. Que la lluvia no es alegre solo cuando hace calor y corres bajo ella. 

Aprendí que estar encerrado no es tan trágico, que no salir de casa y comer dulce de leche del tarro y restos de pizza fría puede ser una forma de pasarla bien, con él, obvio. 

Descubrí que quererse -amarse, o como le digan- no es solo hablar mucho, abrasarse, darse besos y llorar juntos por lo adolescentes que son. Amarse es reírse mucho, es divertirse un montón, como en una fiesta... pero solo dos. Descubrí que la palabra "chaparse o chuponearse" me da mucho asco, tanto que prefiero decir "besarse" -queda algo antiguo, pero da-.

Y aprendí que para amar a otra persona primero hay que hacerlo con uno mismo. Para que dos personas lleguen a ser una misma persona, para que dos almas se complementen hay que aprender a ser persona principalmente. Aprendí que vale la pena sacarle jugo a la vida y exprimirla lo más que se pueda.